miércoles, septiembre 26, 2007

A diestra y siniestra 2 (Desgracia Ajena)

A ver. Es complicado entender algunas cosas sobre el humor y la desgracia ajena. Yo entiendo que a veces es muy difícil tener sentido del humor con todas esas preocupaciones de mierda que existen (Y también entiendo cuál es la función de la gente sin humor en el mundo... Machacarme las pelotas con un picahielo). Pero, curioso es el efecto que causa en la gente ver u oír ciertas cosas. Muchos ven alguna situación muy graciosa y quieren reírse, pero su extraño sentido de la moral se los prohíbe.

Explico, supongamos que uno está en la calle. Ves un pendejo caminando con un helado. Sin querer, el cojudo se resbala y cae de frente contra el pavimento con un ruido sordo. Elementalmente todo el helado se le restregó en la cara.

Nos encontramos dos cursos de acción a seguir:

1.- El incidente realmente no te causa gracia. No entendies qué xuxa hay de gracioso en eso, y sigues tu vida normalmente. De la misma forma, hay gente amargada (y rompebolas) que no gusta del humor clásico de Benny Hill, Mister Bean o del Chavo del Ocho, por ejemplo, y simplemente no se ríen de eso. Ok, si naciste así es una pena, te lo pierdes y prefieres amargarte con pelotudeces como la Economía. Pero al menos no sos hipócrita.

2.- El incidente nos causa gracia. Aquí nos ramificamos. En mi caso particular, me río a carcajadas, salvo que el padre del pendejo en cuestión este cerca y sea negro, mida 205 cms y pese 105 kgs con un 0.5% de grasa corporal. No digo reírme a todo volumen a propósito para humillar más aun al webón, si no una risa franca y sincera, producto de lo observado. Pero los mediocres, aquellos cuya carga de moral los vuelve forzosamente seres desdichados e hipócritas, aunque se mueren de ganas de reírse, no lo hacen. En cambio se reprimen, insisten en decirse a sí mismos que no ha sido gracioso, que uno no debe reírse ante al desgracia ajena y demás estupideces por el estilo. Ante esta última postura yo pregunto: Ya, te da mucha gracia pero no te ríes del pendejo. ¿Y? ¿Le evitas acaso, el sufrimiento? ¿Quizás por una extraña disposición de las leyes del tiempo y espacio, el cojudo volverá en el tiempo ante tu fingida tristeza y de esa forma se evitará la caída y recuperará su sabroso helado? Avívense payasos: el daño ya esta hecho. Se ría uno o no, el pendejo ya se cayó. Por lo tanto, ¿Por qué no sacar partido de ello y reírnos un poco nosotros?

Les recuerdo a aquellos que se reprimen que reírse hace bien. No solo nos mantiene jóvenes y de buen humor, si no que recientes investigaciones demuestran que uno es menos proclive a contraer ciertos tipos de cáncer si se ríe habitualmente. Pero, aun si no obtuviésemos ganancia alguna de la risotada, ¿Por qué no reírse? ¿Por qué reprimirnos injustamente, basados en qué? ¿Acaso el aludido se va a sentir mal? Si se siente mal –peor, en realidad de lo que se sintió por la caída-, que se vaya a la verga. Eso le va a enseñar a no caerse de nuevo... Así que no sean maricones, ríanse de webadas y si no, vayan a jugarme de primermundistas del humor a otro lado, soplavergas.